Con una simple pregunta puedes evitar cometer este error tan extendido en el lenguaje oral y escrito
El queísmo, definido por la Real Academia Española (RAE)
como “la supresión indebida de una preposición (generalmente de) delante
de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por alguna
palabra del enunciado”,
es un fenómeno que hoy por hoy está sumamente arraigado en la manera de hablar y escribir
el idioma español.
Es muy común en el lenguaje oral, pero lo he visto
innumerables veces en todo tipo de textos y también con bastante frecuencia –lamentablemente-,
en los libros digitales autopublicados.
¿Por qué está tan extendido el queísmo?
Es muy fácil detectar a su opuesto, el dequeísmo, que consiste exactamente en lo contrario: “uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado”. Todos estamos de acuerdo en que decir: Pienso de que conseguiremos ganar el juego es un error garrafal; y el corrector ortográfico de Word nos lo señala de inmediato. Pero si decimos: Estoy seguro que conseguiremos ganar el juego, la cosa ya no está tan clara y de hecho el propio corrector de Word lo pasa por alto. Sin embargo, el segundo es un error tan garrafal como el primero.
Ya tenemos una explicación de por qué está tan extendido: es un error más sutil y por tanto no tan fácil de detectar. Sin darnos cuenta lo exportamos del lenguaje oral. Sí, pero ahí no se agota el asunto. A veces también un exceso de celo nos lleva a caer en el queísmo. Tememos poner esa horrible “de” de más y nos vamos al otro extremo, evitándola dónde sí es necesario que esté.
¿Por qué está tan extendido el queísmo?
Es muy fácil detectar a su opuesto, el dequeísmo, que consiste exactamente en lo contrario: “uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado”. Todos estamos de acuerdo en que decir: Pienso de que conseguiremos ganar el juego es un error garrafal; y el corrector ortográfico de Word nos lo señala de inmediato. Pero si decimos: Estoy seguro que conseguiremos ganar el juego, la cosa ya no está tan clara y de hecho el propio corrector de Word lo pasa por alto. Sin embargo, el segundo es un error tan garrafal como el primero.
Ya tenemos una explicación de por qué está tan extendido: es un error más sutil y por tanto no tan fácil de detectar. Sin darnos cuenta lo exportamos del lenguaje oral. Sí, pero ahí no se agota el asunto. A veces también un exceso de celo nos lleva a caer en el queísmo. Tememos poner esa horrible “de” de más y nos vamos al otro extremo, evitándola dónde sí es necesario que esté.
¿Cómo evito el queísmo?
La RAE describe varias reglas ortográficas aplicables a diferentes posibilidades de este error, pero creo que pocos podrán tener el tiempo y la paciencia para asimilarlas todas. Hay una manera mucho más sencilla, que la propia Academia nos propone: “transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse esta en la modalidad enunciativa”.
Veamos unos ejemplos, comenzando por los de arriba. Pienso de que conseguiremos ganar el juego. La pregunta aquí sería: ¿Qué pienso? Pienso que conseguiremos ganar el juego. O sea, si la pregunta comienza con “qué”, el “de” sobra, pero en ese caso ya lo teníamos claro. Veamos la otra oración: Estoy seguro que conseguiremos ganar el juego. La pregunta sería: ¿De qué estoy seguro? Estoy seguro de que conseguiremos ganar el juego. ¿Lo ven? Es muy sencillo.
Probemos con otro caso muy común: Tarde me di cuenta que me estaban engañando. ¿De qué me di cuenta tarde? Me di cuenta de que me estaban engañando.
Por último, veamos un ejemplo con otra preposición que no es “de”: El profesor insistió que teníamos que llegar temprano. ¿En qué insistió el profesor? Insistió en que teníamos que llegar temprano.
Creo que ha quedado claro. No le demos más vueltas. Ante la duda, hagamos la pregunta. Y si se les complica, por aquí pueden consultarme. También, si es muy urgente, pueden hacerlo por Twitter y Facebook, de preferencia de forma pública, para que otros puedan beneficiarse también de la aclaración. Siempre que esté conectada trataré de contestarles lo antes posible.
Una última precisión que también nos hace la RAE: “Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]”. Esto significa que en estos casos podemos ahorrarnos la pregunta, y colocar la modalidad que nos suene mejor.
La RAE describe varias reglas ortográficas aplicables a diferentes posibilidades de este error, pero creo que pocos podrán tener el tiempo y la paciencia para asimilarlas todas. Hay una manera mucho más sencilla, que la propia Academia nos propone: “transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse esta en la modalidad enunciativa”.
Veamos unos ejemplos, comenzando por los de arriba. Pienso de que conseguiremos ganar el juego. La pregunta aquí sería: ¿Qué pienso? Pienso que conseguiremos ganar el juego. O sea, si la pregunta comienza con “qué”, el “de” sobra, pero en ese caso ya lo teníamos claro. Veamos la otra oración: Estoy seguro que conseguiremos ganar el juego. La pregunta sería: ¿De qué estoy seguro? Estoy seguro de que conseguiremos ganar el juego. ¿Lo ven? Es muy sencillo.
Probemos con otro caso muy común: Tarde me di cuenta que me estaban engañando. ¿De qué me di cuenta tarde? Me di cuenta de que me estaban engañando.
Por último, veamos un ejemplo con otra preposición que no es “de”: El profesor insistió que teníamos que llegar temprano. ¿En qué insistió el profesor? Insistió en que teníamos que llegar temprano.
Creo que ha quedado claro. No le demos más vueltas. Ante la duda, hagamos la pregunta. Y si se les complica, por aquí pueden consultarme. También, si es muy urgente, pueden hacerlo por Twitter y Facebook, de preferencia de forma pública, para que otros puedan beneficiarse también de la aclaración. Siempre que esté conectada trataré de contestarles lo antes posible.
Una última precisión que también nos hace la RAE: “Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]”. Esto significa que en estos casos podemos ahorrarnos la pregunta, y colocar la modalidad que nos suene mejor.
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Gracias Vivian. No sé si es uno de mis errores habituales pero desde luego me fijaré a partir de ahora.
ResponderEliminarNunca está de más, es fácil que se escape alguno. Gracias por leer y comentar!
EliminarInteresante post, Vivian. En efecto, el queísmo y el dequeísmo son errores muy habituales de muchos que hablan y escriben en español. Cuando nos enfrentamos a esta disyuntiva siempre salta la duda. Los consejos que das resultan muy útiles. Buen día y gracias.
ResponderEliminarMuchs gracias a ti, José, por leerlo y tomarte el trabajo de comentar. Saludos!!!
EliminarMagnífico artículo, Vivian. Creo que no soy de los que caen normalmente en ese error, pero dado que estoy precisamente repasando mi próxima novela, voy a comprobarlo. Gracias por un interesante artículo.
ResponderEliminar¡Suerte con eso! ¡Y gracias por comentar!
EliminarConsejos muy interesantes. Gracias
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